miércoles, 22 de julio de 2020


Miércoles 22 de julio de 2020


Santa María Magdalena
Fiesta


PRIMERA LECTURA
Encontré al amor de mi alma
Lectura del libro del Cantar de los cantares 3, 1-4a
Así dice la esposa:
«En mi cama, por la noche,
buscaba al amor de mi alma:
lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí la ciudad
por las calles y las plazas,
buscando al amor de mi alma;
lo busqué y no lo encontré.
Me han encontrado los guardias
que rondan por la ciudad:
-"¿Visteis al amor de mi alma?".
Pero, apenas los pasé,
encontré al amor de mi alma».

Palabra de Dios.

O bien:

Ahora ya no juzgamos a Cristo según la carne
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-17
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva.
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)
R. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus, alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.

Aleluya
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?».
«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja».

EVANGELIO
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Cruz Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
—«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella les contesta:
—«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
—«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
—«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
—«¡María!».
Ella se vuelve y le dice:
—«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
—«Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"».
María Magdalena fue y anunció a los discípulos:
—«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN:

Hoy celebramos la Fiesta de Santa María Magdalena, testigo excepcional de la Resurrección de Jesús, ella a diferencia de los apóstoles, no escapo por miedo, se mantuvo junto a María en la Cruz, y quiso buscar a Jesús, su cuerpo muerto, con amor entusiasta y lo encontró resucitado, ella comprendió su Palabra, descubrió el verdadero amor que procede de Dios, y es ese amor que buscó y encontró, convirtiéndose en la apóstol de los apóstoles, anunciándoles a ellos sobre la Resurrección de Jesús, ya que ella lo había visto. Al igual que María Magdalena, dejémonos amar por Él, descubramos y conozcamos ese amor, busquémoslo siempre y démoslo a conocer a los demás. Un feliz miércoles en Cristo Jesús. P. William Cano Quintero.

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