miércoles, 1 de julio de 2020


Jueves 02 de julio de 2020


Jueves de la 13ª semana de Tiempo Ordinario
Años pares


PRIMERA LECTURA
Ve y profetiza a mi pueblo
Lectura de la profecía de Amós 7, 10-17
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel:
—«Amós conjura contra ti en medio de Israel; la tierra ya no puede soportar sus palabras. Porque así predica Amós: "Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al destierro"».
Dijo Amasías a Amós:
—«Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país».
Respondió Amós:
—«No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel".
Y, ahora, escucha la palabra del Señor: Tú dices: "No profetices contra la casa de Israel, no prediques contra la casa de Isaac".
Pues bien, así dice el Señor: "Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada; tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana, Israel saldrá de su país al destierro"».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 10b)
R. Los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.

Aleluya 2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo,
y a nosotros nos ha confiado
la palabra de la reconciliación.

EVANGELIO
La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad
 Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 1-8
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:
—«¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
—«Éste blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
—«¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —dijo dirigiéndose al paralítico—: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Jesús no sólo sana y libera cómo se ha visto en los milagros anteriores a este, sino que también perdona, o sea que Jesús sana física y también espiritualmente, aún así muchas consideren que Él blasfema por perdonar, pero Él mismo les demuestra que si puede no sólo perdonas, sino también sanar; pero no sólo Él es capaz de perdonar, sus ministros también lo hacen, no a nombre propio eso sí, si no a nombre de Dios, y esa última frase lo demuestra: que la gente alaba a Dios porque da a los hombre tal potestad, la potestad del perdonar. Cuando puedas acercarte al sacramento de la confesión. Un feliz jueves en Cristo Jesús. P. William Cano Quintero.

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