miércoles, 22 de julio de 2020




Jueves 23 de julio de 2020

Jueves de la 16ª semana de Tiempo Ordinario
Años pares


PRIMERA LECTURA
Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron aljibes agrietados
Lectura del libro de Jeremías 2, 1-3. 7-8. 12-13
Recibí esta palabra del Señor:
«Ve y grita a los oídos de Jerusalén: "Así dice el Señor:
Recuerdo tu cariño de joven,
tu amor de novia,
cuando me seguías por el desierto,
por tierra yerma.
Israel era sagrada para el Señor,
primicia de su cosecha:
quien se atrevía a comer de ella lo pagaba,
la desgracia caía sobre él
—oráculo del Señor—.
Yo os conduje a un país de huertos,
para que comieseis sus buenos frutos;
pero entrasteis y profanasteis mi tierra,
hicisteis abominable mi heredad.
Los sacerdotes no preguntaban: '¿Dónde está el Señor?',
los doctores de la ley no me reconocían,
los pastores se rebelaron contra mí,
los profetas profetizaban por Baal,
siguiendo dioses que de nada sirven.
Espantaos, cielos, de ello,
horrorizaos y pasmaos
—oráculo del Señor—.
Porque dos maldades ha cometido mi pueblo:
Me abandonaron a mí, fuente de agua viva,
y cavaron aljibes, aljibes agrietados,
que no retienen el agua"».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 35, 6-7ab. 8-9. 10-11 (R.: 10a)
R. En ti, Señor, está la fuente viva.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia hasta las altas cordilleras,
tus sentencias son como el océano inmenso. R.
¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias. R.
Porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.

EVANGELIO
A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no
 Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 10-17
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:
—«¿Por qué les hablas en parábolas?».
Él les contestó:
—«A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
“Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure.”
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN:

Los discípulos le preguntan a Jesús, el porqué les habla a la gente en parábolas, la respuesta de Jesús puede sonar desconcertante, ya que Él vino a este mundo para salvarnos a todos, pero la situación radica en que la salvación también depende de cada uno de nosotros, de saber escuchar la Palabra de Dios, de comprenderla, de escudriñarla, de entenderla desde el corazón, y además podemos ser bienaventurados porque muchos que desearon escuchar las Palabras de Jesús y de verlo, nosotros si podemos escucharlo a Él y de verlo en la eucaristía y en el otro. Un feliz jueves en Cristo Jesús. P. William Cano Quintero.

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