domingo, 12 de julio de 2020


Lunes 13 de julio de 2020

Lunes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario
Años pares


PRIMERA LECTURA
Lavaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones
Lectura del libro de Isaías 1, 10-17
Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
«¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios?
—dice el Señor—.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de grasa de cebones;
la sangre de toros, corderos y chivos
no me agrada.
¿Por qué entráis a visitarme?
¿Quién pide algo de vuestras manos
cuando pisáis mis atrios?
No me traigáis más dones vacíos,
más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas,
no los aguanto.
Vuestras solemnidades y fiestas
las detesto;
se me han vuelto una carga
que no soporto más.
Cuando extendéis las manos,
cierro los ojos;
aunque multipliquéis las plegarias,
no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos,
apartad de mi vista vuestras malas acciones.
Cesad de obrar mal,
aprended a obrar bien;
buscad el derecho,
enderezad al oprimido;
defended al huérfano,
proteged a la viuda».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 (R.: 23b)
R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños».  R.
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?». R.
«Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R.

Aleluya Mt, 5, 10
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO
No he venido a sembrar paz, sino espadas
 Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 34—11, 1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
—«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará.
El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN:

Hemos llegado al final de este discurso misionero, y hoy nos presenta lo que vale seguir a Cristo incluso por encima de la misma familia, ya que se llega a la enemistad con ellos, eso es lo de sembrar espadas y no paz, y no porque Jesús no sea una persona de paz, sino que su mensaje, su vida genera rechazo, que es lo que significa la enemistad, la guerra. Debemos poner nuestros propios intereses y amores familiares por debajo de Dios para ser dignos de Él. Un feliz lunes en Cristo Jesús. P. William Cano Quintero.

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