jueves, 21 de noviembre de 2013

Círculo hermenéutico como “método” en la interpretación teológica



Ante todo es necesario dar una definición sobre lo que es círculo hermenéutico, según un diccionario de teología dice: “Noción desarrollada por Martin Heidegger, Rudolf Bultmann, Hans-Georg Gadamer y otros con respecto a la búsqueda de sentido por parte del intérprete. En una particular situación histórica y con algún conocimiento previo de aquello sobre lo que trata el texto, el intérprete empieza un “diálogo”. El texto le llevará a modificar sus planteamientos, a cuestionar sus expectativas e incluso a corregir radicalmente sus presupuestos. En el diálogo con el intérprete, el texto y su mensaje conservan la prioridad[1]”.
En el círculo hermenéutico como se puede ver en la definición, el intérprete es la persona importante para llegar a comprender un texto en particular, de acuerdo con lo que ésta persona sea capaz de vislumbrar, entender, comprender un texto específico.
Un intérprete que sea capaz de interpretar un texto sin ser capaz de ver el contexto puede caer en errores y malinterpretaciones de ese texto estudiado. Así como llegar a ver que, por lo menos en interpretaciones bíblicas, donde los textos están escritos de tal manera que el lector no es un actor pasivo, sino alguien que debe interactuar con relación a lo que el texto “habla”.
Un verdadero intérprete es capaz de preguntar de qué trata el texto y qué realidad éste desea conducir, por lo que también debería preguntarse qué significado tiene para él y qué intención tiene el texto.
Es necesario antes de entrar a analizar un texto preguntarse qué idea se tiene antes de la lectura, es un paso previo muy importante, ya que después de la lectura se puede percatar si la idea original estaba en lo cierto o no. Pero cada lectura, ya que el texto se debe leer más de una vez, siempre se tiene que preguntar qué nueva idea se extrae del texto leído.
Lo más seguro es que cuando se lea algunos textos, puede resultar no entendibles, de la manera que el autor quería plasmar, por lo que se debe preguntar cuáles son esos presupuestos que el autor quería plasmar, después de cada relectura puedes ser que se vayan comprendiendo y por lo tanto se va respondiendo a esa pregunta poco a poco.

Es necesario darse cuenta que los escritos, en su mayoría, no fueron escritos e nuestro tiempo por lo que hay que hacer un recuento histórico, donde se pueda plasmar las ideologías predominantes de esa época, así como lo social, cultural, político y varios ítems que puedan servir para la comprensión de este texto. Además sirve preguntarse de qué manera ese texto puede servir en nuestro tiempo, cómo lo podemos relacionar en nuestro diario vivir, qué similitudes y diferencias existen entre los contextos del tiempo en que fue escrito ese texto y el nuestro.

Esas varias relecturas son las que hacen posible analizar y comprender el texto, ese volver a la lectura y cada vez preguntar y responder con relación al texto y el mensaje que el autor deseó plasmar es lo que lo hace ser un círculo, siempre volviendo y respondiendo y preguntando.
Esta temática sirve para cualquier clase de ideología, en nuestro caso la teología, con énfasis bíblico con mayor razón, sobretodo con textos escritos con más de 1900 años y es necesario comprender toda esa ideología con sus contextos históricos, sociales, fundamentalistas, éticos, legales y un sinfín de situaciones que hacen que muchos escritos bíblicos todavía sea necesario preguntarse por lo que el autor sagrado quería plasmar, cuál era su intención, que ocultaba incluso al escribir. Cómo podemos hablar de ese texto hoy con nuestros contestos actuales.
La cantidad de teólogos que han intentado plasmar una idea con relación a una temática en particular, que muchas veces se hace difícil de comprender con una lectura sencilla, hace de este método una herramienta valiosa que ayudará a comprender lo que el autor quiere plasmar y decir en lo leído. Puede que comenzar a trabajar con este círculo hermenéutico se dificulte y se “canse” de leer y releer, pero creo que cuando se coge el “ritmo” para poder comprender, se hace un herramienta valiosa y `productiva.
Para finalizar término con esta frase: “La hermenéutica es un proceso dialéctico: la comprensión de un texto es siempre una comprensión más amplia de sí mismo”[2]. Por lo que el comprender un texto es comprenderse a uno mismo, entender la Biblia es entenderse a uno mismo, es encontrase con uno mismo.


[1] O’COLLINS, Gerald (2000). Op. cit.
[2] PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA (1993). La Interpretación de la Biblia en la Iglesia (p. 24.). Roma: Editrice Vaticana

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