VIERNES 24 DE FEBRERO DE 2017
VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
EVANGELIO
Marcos 10, 1-12:
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba. Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?" Él les replicó: "¿Qué os ha mandado Moisés?" Contestaron: "Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio." Jesús les dijo: "Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre."
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: "Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
Para muchos el vínculo sacramental del matrimonio no es cosa sagrada, sino más bien un acto social del cual se puede entrar o salir de él sin problemas, por lo que no ven un sentido claro de lo sagrado, y les da lo mismo continuar con él o no, sin darse cuenta que están cometiendo adulterio. Debemos orar por las familias para que sean fieles a sus compromisos matrimoniales. Un feliz viernes en Cristo Jesús. P. William Cano Quintero.
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